Cáncer de mama y micropigmentación de areolas
Reportaje en la revista Nueva Estética. Núm. 434, octubre de 2020 (Especial cáncer de mama)
En el pasado año se diagnosticaron 33.307 casos de cáncer de mama en España (un 30% del total de cánceres femeninos), con una incidencia máxima entre los 45-65 años. Se trata de la primera causa de muerte por cáncer entre mujeres, estimándose que a 1 de cada 8 mujeres se le diagnosticará un cáncer de mama a lo largo de su vida.
El abordaje actual del cáncer de mama incluye múltiples especialidades médicas y quirúrgicas, agrupadas en Unidades de Patología Mamaria. Todo caso es estudiado de forma individualizada en un Comité de Tumores de Mama, donde se decide el tratamiento más indicado. Posteriormente, la información se transmite a la paciente quien, de forma consensuada con su médico, tomará la decisión final.
Pese a las múltiples opciones terapéuticas existentes, la principal opción de tratamiento del cáncer de mama sigue siendo la quirúrgica, con los tratamientos adyuvantes que se indiquen (quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia, hormonoterapia) en cada caso.
La radioterapia (RT) es un tratamiento que utiliza haces de radiación para destruir células tumorales. Estos haces deben atravesar la piel para llegar al foco tumoral, por lo que siempre existe cierto grado de afectación cutánea. Se conoce como radiodermitis aguda la que aparece durante el tratamiento, cursando con eritema, edema, descamación cutánea, ulceración, prurito y dolor, siendo normalmente reversible. La radiodermitis crónica aparece a partir de los 6 meses del fin del tratamiento y suele ser permanente, manifestándose con alteraciones de la pigmentación, engrosamiento cutáneo y/o pérdida de elasticidad cutánea.
Una piel irradiada lo será para toda la vida, y los efectos crónicos de la RT no se atenuarán con el tiempo. Estas pieles tienden a responder peor a la micropigmentación, con menor retención de pigmento, aun más cuando se trabaja en áreas de cicatriz. No obstante, poseer los conocimientos técnicos adecuados unidos al empleo de tintas apropiadas, permite, incluso en pieles dañadas, la obtención de unos resultados finales muy gratificantes.
Actualmente, se indica la reconstrucción mamaria en todas las mujeres que lo deseen, realizándose, siempre que sea posible, en el mismo acto quirúrgico de la mastectomía. Dentro del proceso de reconstrucción, se incluye también la del complejo areola pezón (CAP), que se realiza bajo anestesia local, pasados por lo menos 12 meses del final de la reconstrucción mamaria. Se emplea un colgajo local para recrear el pezón y un injerto de piel inguinal (con la consiguiente herida añadida en la zona) para la areola. Si bien el resultado inicial suele ser satisfactorio, a largo plazo el colgajo de pezón tiende a aplanarse y el injerto a despigmentarse, por lo que en muchas ocasiones la paciente acaba sometiéndose a un tratamiento de micropigmentación. La obligatoriedad de un nuevo paso por quirófano y las largas listas de espera actuales, sumado al gran resultado que se obtiene con el tatuaje, hace que muchas mujeres opten por este último de forma inicial.
El trabajo de una micropigmentadora SIEMPRE debe estar consensuado con el equipo médico de la paciente. Hoy en día está ampliamente aceptada por todos los estamentos médicos la importancia del tatuaje de CAP en la finalización del proceso de recuperación tras un cáncer de mama. De igual modo, la micropigmentadora siempre seguirá las indicaciones dadas por el equipo médico en lo referente a los tiempos del tatuaje (no antes de que hayan pasado 6 meses (12 en condiciones ideales) del fin de la reconstrucción para asegurar la correcta cicatrización de las heridas y altura de la reconstrucción mamaria).
Es muy importante, antes de realizar un tatuaje de CAP, hablar con la paciente, con el fin de resolver cualquier duda, y asegurar que entiende las limitaciones de la técnica y resultados según el estado cutáneo inicial y las condiciones particulares de su caso. No siempre se pueden cubrir todas las expectativas de la paciente, por lo que es fundamental esta conversación previa para que estas sean lo más realistas posibles para con el resultado final del trabajo.
Mi método personal para la recreación tridimensional del CAP surge de la combinación de múltiples técnicas adoptadas y adaptadas a mi estilo, así como de los conocimientos pictóricos adquiridos a lo largo de mi formación artística.
El aspecto primordial en la recreación 3D del CAP es saber cómo jugar con el efecto de claroscuro para crear la ilusión de tridimensionalidad en un plano bidimensional. Ello requiere un amplio conocimiento tanto de colorimetría como de pigmentología, a fin de realizar combinaciones y mezclas que en conjunto resulten realistas no solo recién implantadas, sino una vez curadas, y que sean capaces de resistir el paso del tiempo. En lo referente a mi técnica, suelo combinar una media de 6-7 mezclas de color, creadas específicamente para cada paciente y previo tests de color, para conseguir el mejor resultado final posible.
Igualmente, es de gran importancia trabajar siempre en semitransparencia, para que, al curar, los pigmentos se fundan con el tono de la piel en transiciones y contornos suaves y naturales. De no trabajarse así, se crean formas opacas de aspecto poco realista que empeoran el resultado final.
- En este primer caso se trató a una paciente a la que se le indicó una mastectomía unilateral, incluyendo la extirpación del CAP, y una reconstrucción mamaria inmediata mediante expansor-prótesis con QT y RT posterior.
Esta técnica, la más empleada en la actualidad, se realiza en dos tiempos quirúrgicos; En el primero se realiza la mastectomía y se implanta un expansor mamario, que se distiende gradualmente de forma ambulatoria. En el segundo tiempo se recambia el expansor por una prótesis de silicona, y se llevan a cabo las intervenciones de simetrización necesarias en la mama contralateral (elevación o reducción).
El empleo de este procedimiento presenta unos condicionantes que pueden afectar al resultado final. La presencia, en ocasiones, de una piel más fina de lo habitual por el proceso de expansión, las cicatrices de mastectomía en la región media de la mama sobre las que habrá que trabajar y, en los casos indicados, el tratamiento radioterápico recibido.
En casos de cáncer de mama y mastectomía unilateral, para recrear el CAP perdido se toma como referente el contralateral ya existente, imitándolo en forma, tamaño y color. La paciente deberá entender que, con el transcurso del tiempo, los colores, tonalidades y la definición del trabajo pueden variar, apareciendo diferencias que en ocasiones requerirán de una nueva sesión de mantenimiento.
- En el segundo caso, acudió a mí una paciente joven a quien se le había realizado una mastectomía profiláctica bilateral al ser portadora de una mutación en el gen BRCA.
Esta mutación aumenta la probabilidad de cáncer de mama (pudiendo llegar a multiplicarla por 5), apareciendo en mujeres jóvenes y cursando con mayor agresividad. En caso de sospecha de mutación genética (múltiples antecedentes familiares de cáncer), la paciente se somete a un estudio genético (popularizado por el llamado «efecto Angelina»). Si este confirma la mutación, se le ofrece la posibilidad de realizar una mastectomía bilateral reductora de riesgo o seguir controles seriados. Si opta por la opción quirúrgica, deberá decidir conservar o no el CAP (al conservarlo se mantiene tejido mamario en areola y pezón, por lo que el riesgo de cáncer será superior).
En el caso que nos ocupa, la paciente decidió no conservarlos, así que después de una reconstrucción mediante prótesis acudió a mí para la recreación de los CAPs.
Suelen ser casos con un punto de partida más favorables y resultados altamente satisfactorios, al tratarse de pacientes jóvenes y con buena calidad cutánea. Al haberse optado por la opción más «radical», no hay CAP contralateral que recrear. Ello permite adaptar el posicionamiento y forma de los nuevos CAPs a la anatomía de la paciente, «consensuando» con ella el aspecto final. Si así lo desea, la paciente puede aportar fotos antiguas para que los nuevos CAPs se asemejen todo lo posible a los que tenía.
- En el tercer caso se presenta a una paciente con un cáncer de mama unilateral en la que se indicó una reconstrucción con tejidos propios, optándose por realizar un «autotrasplante» de piel y grasa abdominal (DIEP).
Se trata de una técnica excelente para recrear el volumen y forma mamario, que cambiará con los cambios de peso de la paciente y que tolera de forma muy aceptable la radioterapia. Pero se trata de una técnica compleja, que requiere de cirujanos y equipos altamente especializados y solo puede llevarse a cabo en hospitales de alto nivel, por lo que el acceso a la misma es limitado y los casos deben seleccionarse.
En lo referente al tatuaje, se trata de pieles más gruesas con buena calidad cutánea, hecho que se traduce en reacciones más previsibles a los pigmentos, mayor retención y, en consecuencia, resultados finales estables y satisfactorios.
En resumen, según mi experiencia en lo referente a la recreación de CAPs tras un cáncer de mama, los puntos más relevantes son; conocer el estado inicial, hablar con la paciente a fin de asegurar unas expectativas realistas, poseer los conocimientos técnicos y artísticos necesarios y ser capaz de adaptarse a las dificultades que puedan surgir durante el tratamiento para así optimizar resultados y lograr la máxima satisfacción de la paciente.